El Museo Nacional del Romanticismo expone el retrato de la artista francesa Rosa Bonheur realizado por su hermano, el pintor Auguste François Bonheur, en una nueva edición de su Obra invitada, según ha informado la pinacoteca.
La Obra invitada de 2023 recoge el testigo con el retrato de la que fue la artista de mayor reconocimiento en este periodo: Rosa Bonheur (1822-1899). El Museo de Bellas Artes de Burdeos, institución que ha prestado la obra, dedicó a Bonheur una exposición retrospectiva en 2022, con motivo del bicentenario de su nacimiento en esta ciudad.
La muestra, que meses más tarde pudo verse en el Museo de Orsay de París, reunió una selección de sus trabajos y piezas de contexto, como la obra que ahora muestra el Museo Nacional del Romanticismo, suponiendo un hito en la investigación en torno a la artista.
El cuadro estará expuesto desde este martes 24 de octubre hasta el 4 de febrero en la Sala XXV del Museo, al final del recorrido de la visita. Se trata de un retrato temprano de Bonheur, representada a la edad de 26 años, junto a elementos que denotan su condición de pintora y escultora: la paleta, los pinceles y las esculturas de una oveja y un toro.
Ambiente austero
Estos son los únicos objetos que resaltan en el ambiente austero que enmarca a la joven, vestida de modo sobrio con la luz concentrada en su rostro y sus manos. El autor del cuadro, Auguste-François Bonheur, uno de los hermanos de la artista, lo presentó al Salón de París de 1848, junto a otras obras de Rosa.
Ella ya había concurrido por primera vez a esta exposición con tan solo 19 años. En un contexto en el que el acceso a la práctica artística profesional fue especialmente complicado para las mujeres, Rosa Bonheur pudo educarse en el ámbito familiar, ya que su padre era artista y formó también a sus hermanos Isidore, Auguste y Juliette.
Bonheur se especializó en la pintura de paisaje y, sobre todo, de animales, y en 1849 presentó el encargo estatal La labranza de Nevers. El éxito a nivel internacional llegó con el gran lienzo La feria de caballos en el Salón de 1853. Gracias a esta obra, adquirió el château de By (junto al bosque de Fontainebleau), que fue su residencia y taller hasta su fallecimiento.
Importancia de los animales
En este entorno -donde convivió con sus parejas, Nathalie Micas y, en sus últimos años, Anna Klumpke (autora de sus memorias)- se rodeó no solo de animales domésticos, sino también de otras especies que retrató en sus obras, desde ciervos a felinos, como el león llamado El Cid que conserva el Museo Nacional del Prado.
Uno de los más destacados reconocimientos que recibió en vida fue el otorgado en 1865 por la emperatriz Eugenia de Montijo: la Gran Cruz de la Legión de Honor francesa. Bonheur fue la primera artista en recibir tal distinción y, años más tarde, sería ascendida a oficial de esta orden. Esta Obra invitada da la bienvenida a un nuevo retrato de una artista clave para el siglo XIX y muy célebre en su tiempo, que dialoga con las que ya forman parte de la exposición permanente del Museo, a la que se incorporarán próximamente dos efigies de pintoras ejerciendo su profesión adquiridas por el Ministerio de Cultura y Deporte en el último año, que se presentarán en la sala XX coincidiendo en el tiempo con este préstamo.
La ‘Obra invitada’, que comenzó su andadura en 2012, ha permitido al museo recibir temporalmente obras como La bailaora Josefa Vargas de Antonio María Esquivel, de la Fundación Casa de Alba, procedente del Palacio de las Dueñas (Sevilla); o El estudio de Abel de Pujol de Adrienne Marie Louise Grandpierre-Deverzy, del Musée Marmottan Monet de París.